viernes, 27 de abril de 2007

El verdadero desorden público

El mismo día en que se hace pública la increíble sentencia del "caso Roquetas", una verdadera burla a la noción misma de Estado de derecho, con la que se echa tierra sobre el caso de Juan Martínez Galdeano, un agricultor andaluz apaleado hasta morir en un cuartelillo de la Guardia Civil almeriense, aparece en la primera página de El País el vídeo de otra brutal paliza policial, administrada ésta vez en una ultramoderna comisaría del cuerpo autonómico llamado Mossos d'Esquadra, dependiente de la Generalitat de Catalunya, y situada en el muy burgués barrio de Les Corts, en Barcelona.

Hay días en que uno siente verdadero vértigo y hastío al tener que compartir ciudadanía con elementos -jueces incluidos-, como los que protagonizan estas dos noticias, nada dispares entre sí aunque afecten a dos cuerpos policiales diferentes, e incluso supuestamente concebidos a partir de filosofías muy distintas.

Espero superarlo en breve, pero les garantizo que mi sentimiento en estos momentos es de puro desánimo. En ocasiones semejantes uno piensa no ya que España verdaderamente es eterna y no tiene remedio, sino que incluso quienes se pretenden mejores que los viejos modelos hispanos simplemente los han heredado por vía directa, cargando con todos sus vicios. A los hechos referidos me remito.

Desde casi su nada lejana creación, los Mossos d'Esquadra se han visto involucrados en continuas denuncias por palizas en comisarías repartidas por toda la geografía catalana. Una parte importante de esas acciones han tenido como víctimas a ciudadanos inmigrantes, singularmente de origen magrebí. Parece que la superprogresista Escola de Policia de la Generalitat no está teniendo mucho éxito a la hora de inculcar ideas de civilidad o incluso de simple decencia en una parte de sus alumnos. Espero que al menos los políticos catalanes dejen de gallear sobre la manera tan estupenda en que aquí se hacen las cosas, en contraposición con lo mal que lo hacen todo, incluido formar a sus policías, "en España".

En cuanto a lo de la Guardia Civil, llueve sobre mojado. Siglo y pico de bestialidades como la de Roquetas -en la que presuntamente estuvo implicada toda la dotación con su jefe al frente, ocho guardias- no ha bastado para que este cuerpo sea disuelto de una vez, y sigue pendiendo sobre las cabezas de todos los ciudadanos españoles como pendía el 18 de julio de 1936. No si sé esta clase de "actuaciones" son pocas o muchas en relación con el total de "servicios" llevados a cabo por tan benemérita institución armada, lo que sí se es que se vienen produciendo desde su fundación con una regularidad que espanta casi tanto como su impunidad. De la una y la otra dan cuenta incluso obras maestras del cine y la literatura basadas en hechos reales, desde la novela "El lugar de un hombre" de Ramón J. Sender a la película "El crimen de Cuenca" de Pilar Miró.

Lo peor con todo es, como digo, la sensación de impunidad. En la sentencia del caso Roquetas que relata El País se dice por ejemplo que "El teniente José Manuel Rivas, mando del cuartel, ha sido declarado culpable de un delito de "atentado no grave contra la integridad moral" del muerto a palos, y por ello se le condena a 15 meses de prisión (que no cumplirá al no tener antecedentes), y al pago de 12 euros diarios durante mes y medio. A otros dos agentes se les condena a sendas multas de 12 euros durante mes y medio y dos meses respectivamente por una "falta de lesiones" (¿hubo lesiones entonces? ¿no había muerto Galdeano "por sobredosis"?) y abuso de autoridad. El resto de agentes implicados en la paliza ha sido absuelto.

Eso sí, según cuenta El País "El tribunal ha considerado como hechos probados el empleo de armas no reglamentarias por Moreno y Rivas (un guardia y el teniente) de manera innecesaria. Asimismo, respecto al teniente, estima que hubo trato "degradante" hacia Juan Martínez Galdeano. A la agente María José S.P. le atribuye que usó "de forma innecesaria" un arma reglamentaria para la reducción del detenido". Blanco, y en botella.

Por cierto, una testigo del suceso, una marroquí que trabajaba como camarera en un bar justo enfrente del cuartelillo y que fue entrevistada en el programa "La ventana" de la Cadena SER hace unos meses, donde narró cómo presenció parte del brutal apaleamiento desde su lugar de trabajo, se halla en "paradero desconocido" y no pudo asistir al juicio. Ninguno de los clientes del bar que presenciaron la misma escena ha querido declarar, o no han sido requeridos para hacerlo.

¿Ustedes creen que policialmente estamos en el siglo XXI? Yo tampoco.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ME PARECE QUE EL QUE HACE ESTA CRITICA DE LA GUARDIA CIVIL Y DE LOS MOZOS DE ESCUADRA NO TIENE NI PUÑETERA IDEA DE LO QUE ESTA DICIENDO COMO SE NOTA QUE EL NO ESTA EN LA CALLE, SI BIEN ES VERDAD QUE LA VIOLENCIA NO LLEVA A NADA MUCHAS VECES EN NUESTRO OFICIO ES NECESARIA Y SE DE LO QUE HABLO, ME PARECE QUE ESTA PERSONA NO ESTUBO EN EL CUARTEL DE ROQUETA PARA SABER LO QUE PASO NI CUANDO LOS MOZOS ACTURARON, PRIMERO PARA HABLAR HAY QUE SABER DE LO QUE SE HABLA, Y LE DIGO QUE ESTOY PATRULLANDO LA CALLE Y SE DE LO QUE ME HABLO

Joaquim dijo...

Por si alguien tenía alguna duda, vean el comentario del "patrullero"...